viernes, 27 de noviembre de 2009

Sexo, maría y cuatro amigas

-hola chicas, siento llegar tarde, dijo Lucia mientras entraba corriendo en la cafetería, hoy he tenido un día movidito en el colegio. ¡Hemos pillado a dos chavales fumando marihuana en el recreo!, mientras lo decía todas movíamos la cabeza pensando ¡esta juventud!, ¿os lo podéis creer?, pero si solo tienen 13 años, ¡increíble! No os podéis imaginar como se han puesto los padres, además les hemos confiscado una bolsita llena, decía mientras sacaba una bolsa de plástico con algo verde.
-desde luego, cada vez empiezan más jóvenes, dije yo, no como nosotras que la primera vez que bebimos alcohol tendríamos 16 años, porque marihuana, nunca hemos probado, si es que siempre hemos sido unas pavisosas
Aquí todas se mosquearon un poco, pero luego tuvieron que reconocer que tenía razón. Dejamos este tema de lado y nos pusimos a hablar de lo de siempre. Anabel y su novio, Sonia y su niña, que otra vez tenía otitis, yo y mi jefe amargado, y Lucia y su boda. Después de dos horas de cotilleos y lamentos salimos de la cafetería para ir a casa.
-oye, Lucy, y ¿que vas a hacer con la maría?, se me ocurrió preguntar
-pues no se, la tiraré
-se me ha ocurrido que podríamos probarla, comenté en voz baja. Empezaron diciendo que no, pero Lucia y Sonia acabaron cayendo y confesando que sentían curiosidad. Anabel no quería.
-que ya tenemos una edad chicas, decía mientras negaba con la cabeza, además ¿vamos a fumarla por la calle?
-mejor en tu casa, dijo Sonia, es que en la mía con la niña y eso no puedo, y en la de estas dos están los novios. Así que lo mejor es tu casa, Quique no está este finde ¿no?
No fue fácil convencerla pero gracias a mis dotes de persuasión se decidió que el próximo sábado iríamos a casa de Anabel a iniciarnos con los porros.


Fuimos llegando a casa de Anabel sobre las 9 de la noche.
-¿Qué es esa música que tienes puesta?, preguntó Sonia
-es hip hop, he pensado que así daríamos más realismo al rollo de los porros.
-pues yo he traído un incienso estupendo para crear ambiente, lo compré en los puestos y es tibetano, comenté mientras sacaba del bolso la cajita con el incienso
-ya está la dalai-lama (así es como me llaman mis amigas porque dicen que parezco el dalai-lama, todo el día con la meditación, la energía positiva y esas cosas) con su rollo místico, dijo Sonia, pues no nos veo yo como raperas espirituales
Así que decidimos que nada de música ni de incienso, que lo haríamos a nuestra manera, es decir, con limoncello. Sacamos 4 vasitos del congelador, una botella, la bolsa de maría, tabaco y un mechero y nos pusimos al tema. Nos costó un poco liar el primer porro y descubrimos que la única que tenía mano para esto era Lucia. Primero pensamos que lo mejor era hacer uno y pasarlo, como habíamos visto en las pelis. Pero Sonia dijo que ya que teníamos bastante porque no probar uno cada una.
-esto no está muy bueno, se quejó Anabel
-pues a mi me gusta el olor, como a campo, dije yo y me dio un poco la risa, creo que me está afectando
-pues yo estoy igual, confesó Lucia, que se había fumado su porro de cuatro caladas y se estaba bebiendo ella sola el limoncello, quizás un poco mareada
-igual es que a cada una le sienta de forma diferente, dijo Sonia, anda Lucy hazte otro a ver que tal
-como Quique se entere de esto os crucifica del todo, dijo Anabel, si cada vez que le digo que he quedado con vosotras me dice que tenga cuidado, creo que piensa que estáis todas locas, sobre todo tú Drew, y mientras lo decía se empezó a reir.
Al oírla las demás nos animamos y nos entró la risa
-oye, ¡que yo no estoy loca!, lo que pasa es que soy diferente, y él es un soso. Seguro que en la cama siempre hace el misionero
-uy uy, dijo Sonia, yo también me lo imagino así
-pues… empezó a decir Anabel, tenéis razón, jajaja, pero dice que si así nos gusta, para que vamos a cambiar
-ya que habláis de esto, tengo que confesar que nosotros últimamente, nada de nada, dijo Lucia mientra fumaba su segundo porro
-espera un momento, puso orden Sonia, que le gusta más mandar que a un perro un hueso, primero Anabel, ¿a ti te gusta el misionero o quieres probar otras cosas?
-¡jo! Quiero probar pero me da un poco de palo decírselo, confesó, además, ¿que le digo?, si yo tampoco es que sea una experta en sexo…vamos que me sacas de dos posturas y me pierdo
En ese momento todas me miraron a mi.
-pero que os pensáis, que yo no soy una enciclopedia, me quejé
-pero, a ti no te regalo Novio un libro del Kamasutra moderno, dijo Lucy, y digo yo que lo habréis puesto en práctica ¿no?
-bueno…dije un poco cortada, pues si, pero yo no voy a enseñaros nada, que me da vergüenza, aunque igual si me tomo dos copitas más, me suelto
-yo si que no puedo ayudaros, dijo Sonia, me pasa como a Lucy, desde que tenemos a la niña cada vez lo hacemos menos, será que estamos cansados, ¡no se que nos pasa!
-a mi me preocupa un poco, porque si ahora que somos jóvenes no lo hacemos ¡imagínate cuando estemos arrugaditos! se quejó Lucia
-yo creo que debéis crear la atmósfera adecuada, poner unas velitas, música sexy, empecé a decir
-uy, uy, ya está la mística, se rió Sonia
-ya se lo que podemos hacer, dijo Anabel con voz maliciosa, ¡tengo una peli porno! Podemos verla para pillar ideas, la compre hace algún tiempo pero todavía no me he atrevido a verla con Quique
-¡pero Anabel!, exclamó Lucia, que callado te lo tenias
Ella fue a buscar la película. Sacamos otra botella de limoncello, Lucia lió dos porritos más y yo puse incienso para dar ambiente. La película era “Ninfómanas desenfrenadas” de Nacho Vidal. Brindamos encantadas por Nacho y su capacidad artística y cada vez que alguien gemía… ¡otra copita! Esa noche nos hicimos fans incondicionales de Nacho Vidal y su gran… talento.
Así que tras 7 porros, dos botellas de limoncello y el olor a incienso, nos quedamos dormidas en el sofá, y así nos encontró Quique a la mañana siguiente, cuando llegó a casa, había vuelto antes de su acampada por culpa de la lluvia.
Y claro flipó cuando vio el cenicero lleno de colillas, las botellas vacías y la peli porno, pero esa es otra historia…

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