lunes, 18 de enero de 2010

Indignación y striptease en aeropuertos

Cuando una monta en avión tiene que estar preparada para que la traten como a una delincuente. En mi viaje he cogido varios aviones y cada vez que llegaba a un aeropuerto me preguntaba con que nuevas técnicas de humillación nos iban a sorprender.
En Londres, primero hay que pasar por un control de identidad, donde parece que vas a entrar al pentágono en lugar de a un avión; te miran el iris del ojo, te fotografían y te toman las huellas dactilares de los dos dedos índices. Después debes quitarte los zapatos, la chaqueta, el cinto, los anillos y toda prenda que ellos consideren oportuna, descalza por un suelo frío de baldosas pasas por el arco de seguridad ante la atenta mirada de dos policías que parece que tienen ojos biónicos y son capaces de verte desnuda. Una vez que has pasado todo esto puedes entrar al gran centro comercial en el que se han convertido los aeropuertos.
A la llegada a Nueva York, después de una cola infernal, llega el turno de los interrogatorios, en inglés por supuesto, rellenas unas hojas en las que explicas que nunca has sido amiga de comunistas, nunca has secuestrado a ningún niño americano, no te drogas, ni tienes el sida, y otras tantas preguntas tontas más (este cuestionario tienes que rellenarlo previamente por Internet, aunque después lo tengas que hacer otra vez en el avión). Cuando han visto que no eres ningún espía, ni tampoco comunista, te hacen una fotografía , que no se porque llevamos pasaporte, te toman las huellas dactilares de todos los dedos de las dos manos, y comprueban minuciosamente tu pasaporte.
Para volar dentro de su propio país también te obligan a quitarte zapatos y demás prendas altamente peligrosas, como chaquetas, cinto y demás. Y no contentos con revisarte a ti, revisan también tu maleta. Pero como son americanos, el país de las libertades, no la revisan delante de ti, sino que lo hacen escondidos y si la tienes cerrada te sierran las cremalleras y después te ponen una nota informándote de que te han destrozado la maleta por tu seguridad y que no tienes ninguna opción de queja por que para ellos esto es legal.
No creo que Willy Fog hubiese podido dar la vuelta al mundo en 80 días, seguro que le hubiesen retenido en algún aeropuerto por llevar sombrero.

miércoles, 13 de enero de 2010

New York, quinto día

Viernes 26 de junio 2009

Hoy llueve bastante por lo que decidimos pasar el día visitando los museos.
Primero vemos el de historia natural, es interesante de ver y tiene un montón de salas, si quieres ver todas las estancias del museo tienes que pagar distintas entradas, pero para ver el museo sin más, puedes pagar lo que quieras. El único problema es que todos las familias con niños tuvieron la misma idea que nosotros y vimos el museo como si fuésemos en una visita escolar.


Después atravesamos andando Central Park, y aprovechamos para ver otra de sus partes, como es tan grande, lo mejor es visitarlo en varios días.


De aquí llegamos al Metropolitan. Tuvimos la suerte de que dejó de llover el tiempo suficiente para sentarnos a comer un perrito caliente y escuchar a un saxofonista, sentados en las escaleras.


El museo es impresionante, es imposible verlo todo, por lo que con el plano en la mano decidimos que era lo que más nos interesaba. Por supuesto decidimos tomarnos un descanso en la terraza y disfrutar de las vistas de Central Park, justo en ese momento salió el sol.


Tras cuatro horas en el Met, decidimos salir un poco a la calle para tomar el aire. Bajamos andando hasta el principio de la Quinta avenida, justo cae una gran tormenta y tenemos tiempo de meternos en la tienda de juguetes Fao Schwartz, que es la juguetería donde Tom Hanks tocaba el piano con los pies, y allí me subí yo a tocar, aunque no me quedó tan bien como a él. Queríamos ver también el Moma, ya que los viernes a la tarde la entrada es gratuita, pero estamos tan cansados y con los pies tan helados que decidimos ir al hotel a darnos una ducha antes de cenar.
Hoy decidimos cenar en un sitio típicamente turístico, y vamos al Ellen Stardust, es una cafetería típica americana, con sus sillones rojos, y sus mesas de metal y madera, y además los camareros cantan. Todo muy turístico, pero la comida está muy bien, en especial los postres y los batidos.